La formación integral es un modelo de formación que toma en cuenta las distintas áreas de desarrollo de los alumnos. No está solamente centrada en lo académico, también busca potenciar elementos humanos, culturales, deportivos, sociales y espirituales para complementarse entre ellos y lograr la realización plena de los individuos.
Como padres de familia queremos que nuestros hijos se desarrollen no solo en el aspecto académico, sino que también sean capaces de ejercitar competencias a nivel social, cultural y espiritual. El punto está en que somos personas completas que tenemos que trabajar en todas nuestras áreas para alcanzar el éxito y llegar a trascender en la vida.
Es por eso que un modelo de formación integral no solamente se encarga de educar robots o “cerebritos” que tengan el conocimiento sin saber su significado o importancia. El objetivo de todos los colegios debiera ser realmente enseñar a los alumnos a pensar, a la par de que fortalezcan las distintas habilidades y áreas de una persona, para formar así seres humanos que se rijan por sus valores y provoquen un impacto en su entorno.
Actualmente la sociedad ha olvidado los valores tradicionales y muchas de las problemáticas de este mundo globalizado son consecuencia de esto. De ahí la importancia de formar más allá de lo meramente académico y del compromiso tan grande que tienen las escuelas con las futuras generaciones.
Un modelo educativo que entienda que es igual de importante que sus estudiantes aprendan a tocar un instrumento, que hagan algún deporte, se desenvuelvan socialmente, formen amistades sanas y duraderas, alimenten su parte espiritual, entiendan el contexto de su país y la importancia de comprometerse socialmente, al mismo tiempo que aprenden de matemáticas e historia; es un modelo que vale la pena y que garantiza personas completas y de bien que harán de este mundo un mejor lugar.
