Tener una hija en alguna de las etapas de la adolescencia puede ser algo difícil para los padres de familia. Las hijas comienzan a experimentar cambios en su cuerpo y en su forma de ver las cosas. Muchas veces estos cambios pueden llegar a causarles conflictos internos y también diferencias con su entorno social y familiar.
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Hay que entender que toda esta evolución es natural y que mientras más apoyo exista hacia el adolescente, más sencillo será atravesar esta etapa que es decisiva para su formación. La cercanía es un factor clave, aunque debemos tener cuidado en no saturar a nuestras hijas con sermones y pláticas que no llevan a ningún lado. Lo más importante es el ejemplo que damos como seres humanos, el apoyo que les brindamos y los límites que ponemos en casa para formar personas íntegras.
A continuación, te presentamos 7 puntos que pueden ser de gran apoyo para crear un vínculo fuerte con tus hijas y sobrellevar esta etapa de manera más pacífica y estable.
Es necesario que las aceptes como son.
Un problema muy común en la sociedad es el querer lograr que nuestras hijas sean como nosotros (los padres) éramos a su edad. Es necesario entender que vivimos en un mundo diferente y en una época muy distinta. Deben existir límites, pero aceptar a nuestras hijas, sus preferencias y gustos tal y como son, ayudará a que se sientan queridas y esto les ayudará a incrementar su autoestima.
Espacio, espacio, espacio.
Es normal que al ser una etapa difícil en la que existen tentaciones y decisiones importantes, queramos estar muy cerca. Tenemos que entender que nuestras hijas necesita vivir y experimentar ciertas cosas para poder entenderlas, nosotros como padres tenemos que saber respetar su intimidad. Cuida tus comentarios y mantén temas privados sin comentar con amistades o familiares. Puedes llegar a dañar su autoestima si llegaras a compartir algún tema importante con alguien más.
Establece límites.
Una adolescente comienza a vivir experiencias diferentes y por lo tanto quiere salir al mundo y conocer todo lo que hay. Es por eso que nosotros como padres debemos de trazar líneas que permitan que nuestras hijas se sientan libres, sin olvidar que hay límites que no pueden cruzar por que habrá consecuencias.
Procura interesarte en lo que le gusta.
No se trata de inscribirte al mismo gimnasio, asistir a todas sus clases de baile o querer acompañarla en todas sus actividades, pero tómate el tiempo para saber un poco de las cosas en las que ella está interesada. Ya sea la música, los deportes, el cine o cualquier cosa que le apasione, poder platicar con ella acerca de esos temas puede crear un vínculo más fuerte.
Diálogo sano.
Cuando exista un conflicto intenta relajarte y comenzar un diálogo que le haga entender tu punto de vista y tu posición como padre. Es difícil, pero si logras que tu hija entienda podrás llevar una relación más sana. A diferencia de ser estricto y firme ante una decisión intenta explicar y llegar a un acuerdo con él, la comprensión es un aspecto clave en esta etapa.
Relájate a la hora de discutir.
Sabemos que discutir con una adolescente puede ser complicado… necesitamos entender como padres que somos más maduros y experimentados que ellos, aunque crean lo contrario. Discutir no los llevará a ningún lado, es necesario ser directo, concreto y firme ante las decisiones tomadas, pero sin perder las riendas y manteniendo la calma.
Escúchalos.
Un problema serio que viven muchas adolescentes es que se sienten poco escuchadas. Es necesario que te encargues de ser un padre receptivo ya que en esta etapa los jóvenes adolecen de muchas cosas y lo que más necesitan es ser escuchados y entendidos para poder seguir desarrollando sus ideas y su perspectiva para encontrarse con la persona que serán por el resto de su vida.
Un factor importante en la adolescencia de las hijas es la cercanía que exista entre la escuela y los padres de familia, ya que podrán percibir el bienestar y equilibrio de tus hijas o en el peor de los casos detectar algún síntoma de depresión o soledad que pudiera afectar su integridad.
Los Colegios que cuentan con preceptoría pueden aligerar esta etapa y enfocarse en tus hijos y su bienestar convirtiéndose en tutores y amigos que les ayuden a tomar mejores decisiones y vivir esta etapa sanamente.