¿Cómo explicar cosas difíciles de la vida a tu chiquito?
La aventura de crecer
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¿Cómo explicar cosas difíciles de la vida a tu chiquito?

Alrededor de los 2 años y medio tu bebé comenzará a usar el lenguaje para expresar sus dudas y es un gran paso en su crecimiento puesto que comienza a “hacerse responsable de su propio aprendizaje”.

Durante los primeros años de la niñez tu hijo está descubriendo el mundo y su funcionamiento, esto hará que le surjan una infinidad de dudas y probablemente algunas de ellas te meterán en aprietos.

 

Mientras más practica las preguntas mejor va moldeando sus procesos de deducción, inducción y análisis para hacerse de una herramienta poderosa para conseguir información.

 

Y todo es increíble mientras tu peque hace preguntas tiernas como: “mami, ¿por qué el cielo es azul y no rosa?” o “papi, ¿cómo toman agua los peces del mar?”. Pero qué tal cuando hay un problema en casa y hace preguntas como: “mami, ¿por qué lloras?; o papi, “¿por qué el abuelo está en esa caja? despiértalo para jugar”. Si has sentido que te quedas muda, te dan ganas de salir corriendo, te dan ganas de llorar o en tu mente pasan mil ideas de explicarle algo complicado y ninguna te convence, entonces sabes que te han hecho una pregunta sumamente complicada de contestarle a un niño pequeño.

¿Cómo contestar las preguntas difíciles de tu peque?

  • Usa palabras fáciles, claras y comprensibles para su edad

No es lo mismo hablar con un pequeño de 2 años que con uno de 5 y tú conoces muy bien a tu hijo o hija, sabes qué vocabulario y nivel de comprensión tiene.

  • No le temas al leguaje de fantasía

Si tu peque es muy pequeñito y te pregunta porqué el cielo es azul y no rosa por ejemplo, puedes responderle que es porque los angelitos lo pintaron así. Es una respuesta tierna y sencilla, ya después cuando crezca un poco más podrás explicarle toda la teoría.  

  • Pregúntale qué cree o qué piensa respecto al tema

No te truenes los dedos de preocupación si sus porqué se hacen interminables, intenta revertir la situación al preguntarle: “¿y tú por qué crees que puede ser?”

  • A veces, ellos ya tienen la respuesta más adecuada a su edad

A veces, nos rompemos la cabeza pensando darle una respuesta súper madura, científica pero a la vez usando las palabras correctas para que ellos lo entiendan; y resulta que ellos mismos ya tienen su propia teoría, mucho más sencilla y adecuada a su edad.

  • También puedes decir “no lo sé”

Eres adulto, sí; tú también fuiste niño(a) sí, pero aún así no tienes porque saberlo todo en cada momento. Si de plano no sabes cómo contestarle, puedes decirle: “hijito(a) no lo sé, pero ven, vamos a buscarlo juntos” o “te contesto luego que ahora no tengo la respuesta”.

  • Recuerda cumplir con tu promesa

Si le dijiste que no sabías pero que investigarían juntos, entonces hazlo. Dejar la pregunta abierta puede causar miedos y ansiedades posteriores.

Los temas difíciles más preguntados por los niños

Una enfermedad grave o crónica

Ya sea que esto aqueje directamente al niño o a algún familiar aquí si es importante no esconderle ni mentirle sobre lo que pasará en los próximos días, meses o años. Solamente deja atrás el dramatismo y limítate a expresarle claramente los hechos que sucederán como visitas al médico, estudios, medicinas, etc.

 

No le hables sobre las especulaciones del futuro, sino de las acciones que se deben tomar para recuperar la salud.

La muerte

Cuando un familiar, amigo o incluso su mascota se mueren hay que comunicárselo al niño cuanto antes, por muy doloroso que nos resulte. Hay que hacerlo con cariño y cuidado, pero sin dramatizar para no asustarle.

 

Aquí aplica preguntarle “¿a dónde crees que se fue tu perrito?” y también usar un lenguaje más tierno diciéndole que “se fue al cielo con papá Dios porque ya era hora, que lo van a extrañar en la casa pero que el perrito está feliz donde está”. Es importante que hable sobre sus sentimientos y que escuches lo que dice con atención y amor.

 

Por muy difícil que sea, siempre es mejor afrontar cuanto antes los temas complicados, eso sí, sin entrar en demasiados detalles ni darle información que no necesita. Y, aunque quisieras, no eres un súper héroe o una súper heroína, por ello, es valido acudir con un profesional que ayude en su caso específico.

 

El apoyo del kínder también puede ser un pilar importante durante las preguntas de tu pequeñito, por eso es importante elegir un colegio que les cobije y te acompañe en la formación de tu hijo.

 

Kidú es un kínder privado donde el acompañamiento se realiza de la mano de una preceptora, quien durante el día a día presta especial atención a cada pequeño para identificar sus fortalezas y oportunidades para trabajarlas. Sabemos que cada pequeñito es único, que cada uno aprende a diferentes ritmos y que tienen necesidades completamente distintas, por ello creamos un plan personalizado para su formación que compartimos contigo.

 

El acompañamiento de la preceptoría en Kidú va mucho más allá de sólo asesorarte en los problemas escolares o emocionales; para nosotros, significa el completo conocimiento de tu pequeño y la preocupación por un ambiente familiar luminoso y feliz que lo respalde. 

¡VEN Y CONÓCENOS! >

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