Cuando tu peque juega seguro que no piensa: “Voy a aprender algo de esta actividad”, pero su juego crea potentes oportunidades de aprendizaje en todas las áreas de desarrollo.
El juego no es una simple cosa de niños. El juego realmente tiene un papel fundamental en el desarrollo cognitivo, social, espiritual y emocional de nuestros pequeñitos. No deberíamos tomarlo a la ligera y aquí te diremos porqué.
El juego ayuda a alimentar la imaginación y le da a un niño un sentido de aventura. A través de esto, pueden aprender habilidades esenciales como la resolución de problemas, trabajar con otros, compartir y mucho más.
Un estudio realizado por The LEGO fundation en apoyo de la Unicef en 2019 indica que los primeros ocho años de vida son sumamente importantes para los niños ya que durante este periodo, el desarrollo de las competencias cognitivas, el bienestar emocional, la competencia social y una buena salud física y mental forma una sólida base para el éxito incluso durante la edad adulta.
El juego es tan importante que la Unicef considera que el aprendizaje a través del juego no debería limitarse a la primera infancia, sino que incluos debería extenderse después de ella.
Es cuando tu pequeño aprende más rápido. Tu hijo puede crear entre 100 conexiones neuronales y con la correcta estimulación se pueden llegar a hacer hasta 1 millón por segundo. Esto depende en gran medida de la calidad de los entornos en los que crece tu hijo, que deben ser ricos, afectuosos y protegidos.
Este periodo es el que comprende el kínder. En esta etapa el juego, leer, cantar e interactuar con otros niños y personas. El en el kínder permite a los niños explorar y dar sentido al mundo que les rodea, además de utilizar y desarrollar su imaginación y su creatividad.
En este periodo el juego sigue teniendo una importancia crucial para el aprendizaje aunque usualmente solemos relegarlo por técnicas más formales de educación. Durante los periodos libres es importante motivar a los niños a seguir jugando.
El juego dispara en el cerebro sustancias que ofrecen satisfacción, felicidad, motivación y una sensación de plenitud. Parece increíble pero existen adultos que no saben como divertirse y el juego permite liberarse a tu hijo del miedo al ridículo y de disfrutar con plenitud.
Mediante el juego tu pequeñito “se convierte en un actor que interpreta el mundo desde su punto de vista”, la repetición le permite relacionar las situaciones con otras que conoce y va puliendo sus conceptos sobre la vida.
Puede combinar la actividad física, mental y verbal entre muchas otras áreas de su vida y practicarlas mientras se divierte.
Aunque juegue a lo mismo siempre, su imaginación da el toque diferente, además que en ocasiones son diferentes sus complices de juego e incluso el escenario así, descubre nuevos retos, lo que se traduce en un aprendizaje más profundo.
Esta actividad es importante para la vida porque sienta las bases para que el niño aprenda a relacionarse con los demás, ponerse en los zapatos del otro, ser tolerante, aprender a amar y respetar las diferencias, por mencionar algunas habilidades para las relaciones humanas.
Con el juego tu peque incluye todas las competencias al mismo tiempo como las motoras, cognitivas, sociales y emocionales. Con el juego crea relaciones emocionales con los demás, aprende a compartir, negociar y resolver conflictos; enseña sobre liderazgo y el relacionamiento en grupo; incrementa la templanza y el afrontamiento a los retos sociales, además de superar sus temores.
En Kidú conocemos la importancia del juego para nuestro niños y nos enfocamos en proveerles todos los elementos que les ayuden a estimular todos los aspectos de su desarrollo de forma natural y respetando el momento de cada chiquito.
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Nuestro programa de desarrollo neuromotor, audio-motor y visio-motor los trabajamos con divertidas áreas dedicadas específicamente a estas tareas con maestras amorosas que identifican las necesidades de cada unos de nuestros niños y niñas.
