La educación de nuestros peques va más allá de enseñarles a hablar, leer, escribir, sumar o restar. Como padres tenemos la responsabilidad de formar niños felices y completos que contribuyan a mejorar la sociedad en la que viven, y el primer paso para formar personitas de bien, es la educación en virtudes.
Como dice la canción, no basta con llevarlos a la escuela a que aprendan, pues en casa son los protagonistas de la educación de los más pequeños del hogar. Durante sus primeros años de vida, como padres tienen que estar atentos a ser la mejor versión de ustedes mismos, para así realmente vivir las virtudes que queremos enseñar en carne propia.
Tal vez, te preguntes cuál es la mejor forma de empezar a enseñar a tu pequeño o pequeña en la vivencia de las virtudes humanas, así que te compartimos tips para que estos actos estén siempre presentes en su desarrollo.
Una gran forma de representar situaciones de la vida cotidiana y el correcto uso de las virtudes es a través de historias. A todos los niños les encanta escuchar un cuento y sentirse los protagonistas de una aventura. Así que usa tu imaginación o apóyate de un libro para sumergirte con ellos en una historia que hable sobre la virtud que quieres fortalecer.
Al hacerles preguntas como “¿Qué crees que hará el protagonista?” o “¿Crees que estuvo bien lo que hizo?” Tendrás la oportunidad perfecta para demostrarle la importancia de las actitudes positivas.
Los niños son muy listos y su mente está ávida de conocer el mundo. En ocasiones cometemos el error de creer que hay cosas que no pueden comprender y preferimos educarlos respondiendo a sus dudas: “porque sí” o “porque eso es lo correcto”.
A veces, también nos complicamos la vida trantando de explicarles de una forma rebuscada o creyendo que los pequeñitos piensan como los adultos. Debes encontrar una forma simple, sencilla adecuada a su edad y directo al punto para explicarles.
Dedícales tiempo a sus cuestionamientos y aprovecha para explicarles la importancia de forma virtuosa y por qué son lo correcto. Hacerles ver el punto de vista de los demás es la mejor forma de generar en ellos la empatía y la generosidad.
<< 3 conexiones entre el kínder y la formación de tu peque >>
No se trata de comprarles algo siempre que actúen correctamente, pero es vital que los padres reconozcamos verbal o afectivamente las buenas acciones de nuestros hijos. Hacer énfasis en lo que estuvo bien y felicitarlos generará una sensación de satisfacción en ellos y los hará saber que van por buen camino.
Por el otro lado, cuando actúen de una forma poco correcta, debemos hacer en ellos conciencia de las consecuencias de sus actos y explicarles por qué lo que hicieron estuvo mal, así entenderán los que ha pasado y la próxima vez actuaran de forma virtuosa no por el castigo, sino porque está convencido de actuar positivamente.
Otro punto sumamente importante que tienes que cuidar, es la coherencia entre los valores que se viven en casa y en el Kínder. Si tu hijo vive situaciones contradictorias sobre cómo tiene que actuar, la confusión no lo dejará desarrollar una adecuada identidad de principios.
Por eso es fundamental que el Kínder que elijas para el peque vaya de la mano con las creencias y valores familiares. Así, en la escuela los niños reforzarán lo que viven en casa y crecerán con convicciones aún sólidas.
<< Comunicación familia-escuela, una relación necesaria >>
Si cuidas todos estos aspectos y estás atento al desarrollo de tus hijitos, no tienes de que preocuparte. El inculcarles valores a los niños es un trabajo del día a día que toma su tiempo, pero que llevado adecuadamente, formará personitas equilibradas y firmes en sus principios; lo que quizá es el aspecto más importante de la educación de nuestros pequeñitos.
En Kidú, somos un colegio con inspiración católica donde enseñamos y vivimos en virtudes para formar niños felices y familias unidas. Creemos en la comunicación y coherencia de reforzar las actitudes que enseñas en casa.