En Kidú una de nuestras metas es conocer tanto a tu hijo como tú lo haces, porque sabemos que solamente conocíendolo es que podemos brindarle una atención y educación personalizada que haga esta etapa mucho más feliz y divertida.
Para conocer a tu hijo prestamos especial atención a su desarrollo personal, a la interacción que tiene con sus amiguitos, a su desarrollo espiritual y a la relación que mantiene con su familia. Además, nos mantenemos en contacto contigo para que formemos el equipo más unido de su vida y juntos logremos explotar su potencial.
A este acompañamiento integral del crecimiento de tu hijo, en Kidú lo llamamos preceptoría y es de gran ayuda tanto para ti como para nosotros porque permite que hagamos el mejor equipo para entenderlo y enseñarle con amor.
“Al pensar en los hogares cristianos, me gusta imaginarlos luminosos y alegres, como fue el de la Sagrada Familia” - San Josemaría, fundador del Opus Dei.
Sabemos que como mamá tienes que dividir tu tiempo entre las labores del hogar, el trabajo, la atención a tus hijos y cuidar de tu matrimonio, por lo que resulta complicado algunas veces mantenerse al tanto de absolutamente todo lo relacionado al crecimiento de tu hijo en el Kínder.
¿Qué mejor que tener a un equipo de profesionales cercanos que están al pendiente de tu hijo, que han llegado a encariñarse con él o ella y que están dispuestos a no dejarte sola en la labor de ser madre?
Este acompañamiento se realiza de la mano de una preceptora, quien durante el día a día presta especial atención a cada pequeño para identificar sus fortalezas y oportunidades para trabajarlas. Sabemos que cada pequeñito es único, que cada uno aprende a diferentes ritmos y que tienen necesidades completamente distintas, por ello creamos un plan personalizado para su formación que compartimos contigo.
El acompañamiento de la preceptoría en Kidú va mucho más allá de sólo asesorarte en los problemas escolares o emocionales; para nosotros, significa el completo conocimiento de tu pequeño y la preocupación por un ambiente familiar luminoso y feliz que lo respalde.
Por ejemplo, tuvimos el caso de Robertito, un niño muy inteligente pero tímido.Sus profesores tenían pleno conocimiento de ello, por eso, propusieron a Robertito para participar en nuestra pastorela; de esta forma, reforzó su autoconfianza, expresividad y socialización.
Otro caso fue el de una alumna que lamentablemente perdió a su madre en un accidente; como era de esperarse, esto afectó su capacidad de expresar sus sentimientos. Nuestros profesores notaban su tristeza y miedo a entablar relaciones afectivas con sus compañeritos y maestros, pero se trabajó junto con su padre y abuela para ayudarle con amor a entender lo que sucedió. Para el fin del año escolar, con gran alegría su familia notó que la pequeña hablaba más, expresaba lo que sentía y tenía amiguitos dentro de Kidú.
Tu hijo es muy pequeño aún y no puede tener una participación activa dentro de las sesiones de seguimiento, por eso se realizan solo con los papis, para que junto con las maestras y el equipo educativo entiendas lo que sucede con tu hijo, en qué ha progresado, en qué tiene que poner especial atención, cómo ha sido su estado de ánimo, etc.
Esta educación personalizada, resultado de la atención que le prestamos a tu hijo tiene múltiples beneficios que hemos logrado identificar en nuestros alumnos, por ejemplo:
Nos reunimos tres veces al año contigo para platicar sobre tu hijo, esta es tu oportunidad para resolver todas tus dudas e inquietudes; además, nos ponemos de acuerdo para trabajar en lo que nos preocupa y para reconocer aquello que va de maravilla.
Como puedes ver, en Kidú nos esforzamos por conocer tanto a tu hijo como tú, no solo para enseñarle conforme a sus necesidades, sino para quererlo y ayudarle a crecer en un ambiente donde se sienta seguro y feliz. Además, nunca te dejamos sola en esta aventura de ser mamá.